El ajedrez ,uno de los juegos de estrategia mas difundidos y conocidos nos ayuda a entender “conceptos simples en estructuras complejas”
Teoría del ajedrez: Todo lo que es importante para el juego se puede aprender a partir de la posición de las piezas en el tablero.
En una partida de ajedrez simultánea un maestro se fijó en un muchacho con movimientos decididos e inesperados, el chico era bastante bueno y la batalla acabó convirtiéndose en la partida más difícil de ese día, tuvo que esforzarse bastante hasta que se le ocurrió una idea ganadora. Finalmente solo quedaron sobre el tablero dos reyes y un peón del maestro que según las reglas del ajedrez podía cambiar por cualquier otra pieza, incluso por la más poderosa: la reina!, sin embargo lo hizo por una torre ante lo cual el muchacho sonrió en muestra de agradecimiento y le dio la mano reconociendo su derrota.
El chico resultó tener una gran fuerza. Antes de empezar se había fijado en el jugador que tenía delante, un maestro!, pero a diferencia del resto de jugadores con su primer movimiento, concentró todas sus energías en el juego. No en su oponente. No en su psicología. No en el entorno. No en sus bastos conocimientos. Únicamente en el juego.
Por el contrario el maestro había empezado desmereciendo a su oponente, tachándole de principiante. Al final su juego decidido le obligó a hacer lo que todos los jugadores deben de hacer: concentrarse en el juego, no en el jugador!. Los dos trataban de encontrar la verdad y esta, en ajedrez, siempre está en el tablero.
Al principio, a la mitad y al final del juego, todas las respuestas están delante nuestro, en las posiciones de las piezas, en las reglas del juego, en los movimientos que hacemos. El oponente podría engañarnos de múltiples maneras. El tablero no. Para ganar la gran partida hay que confiar en los hechos objetivos y “prescindir” de todo lo demás. El tablero no puede mentir.
